lunes, 10 de septiembre de 2012

Música, Cristianos y Black Metal (II PARTE)


Por Lord Ekklektus

Continuando este pequeño artículo acerca de la música, cristianos y Black Metal, veremos que el nacimiento de la música en la historia humana, fue de la mano con otras actividades, pues los dos restantes hermanos de Jubal, fueron pioneros en otras áreas, veamos:

Gen 4:20  “Y Ada dio a luz a Jabal,  el cual fue padre de los que habitan en tiendas y crían ganados.”

Notemos que el hermano mayor del padre de los músicos, fue el antepasado común de los pastores y nómadas. Desde aquí notamos que la música y las actividades pastoriles, prácticamente iban de la mano en aquellos tiempos, y es afirmado cuando sabemos que el rey David, antes de ser el monarca de Israel, era pastor y músico. Pero como se relacionarían estas dos actividades?

David también era un guerreo: 1 Samuel 17:34-35  “David respondió a Saúl:  Tu siervo era pastor de las ovejas de su padre;  y cuando venía un león,  o un oso,  y tomaba algún cordero de la manada, salía yo tras él,  y lo hería,  y lo libraba de su boca;  y si se levantaba contra mí,  yo le echaba mano de la quijada,  y lo hería y lo mataba.” Te imaginas el tipo de música que podría acompañar hazañas como esta? En tiempos antiguos, no eran los lobos únicamente los enemigos de las ovejas, sino animales tan salvajes como el león y el oso, sin desechar a los ladrones. Más tarde David se encargaría de decapitar a Goliat, y sabemos que las líricas para canciones que relaten este tipo de acciones, son de corte épico. ¿Qué estilo musical sería ideal para fortalecerse y enfrentar fieras y gigantes? Indudablemente, es primero la confianza en Dios, pues es Él la fuente de la valentía y la verdadera hombría, pero ponte a pensar, si fueras oveja y ves a tu pastor fajarse con el rey de la selva, ¿qué fondo musical pondrías? Seguramente no me dirás que “música suavita para dormir al león”. Al menos yo, pondría música con mucho power!

Pero aquí viene algo que me llamó más la atención: Gen 4:22  “Y Zila también dio a luz a Tubal-caín,  artífice de toda obra de bronce y de hierro…” El otro hermano, o medio hermano de Jubal, fue el primero en trabajar en el metal!  En el hebreo original, la palabra para artífice es latásh, que significa martillar, y es que el metal se trata con dureza, eso lo sabemos, y perdonen esta asociación, pero al leer martillar, lo relaciono con los ritmos de batería extremos, como el blast beats, típico del metal extremo.

Entonces la música, los pastores y el trabajo en el metal, iban de la mano!

Vemos que la domesticación de animales (Jabal), la producción de música (Jubal) y los utensilios de metal (Tubal-Caín) son aspectos esenciales de la civilización cuyos comienzos fue con el linaje de Caín. Estas actividades representaron una gran contribución para la humanidad, pero estas mismas artes, que crean herramientas para la agricultura y la construcción, pueden también crear armas para los tiranos y soberbios (Lamec) que piensan en destrucción, el odio, la mentira, y que por sus propios esfuerzos pueden escapar de la maldición del juicio de Dios. La música metal no es la excepción, pues por sí misma, ha sido una herramienta en las manos de Satanás para llevar mensajes de odio, blasfemias y destrucción.

Pero Dios no deja esto así, pues aunque estos elementos han estado presentes en la descendencia del asesino de Abel, existe además una línea paralela, pues a partir de la maldición a Caín, la humanidad se bifurcó. Caín fue desterrado lejos de sus padres y Adán y Eva tuvieron que rehacer su familia debido a que en un solo día perdieron a sus dos hijos (Caín y Abel). Desde entonces, dos genealogías surgieron. Una nueva genealogía de Adán partiendo del nacimiento de Set (Génesis 4:25) y la genealogía de Caín con el nacimiento de su primogénito, Enoc (Génesis 4:17).

¿Sabes que es lo más interesante? Siguiendo las genealogías de Génesis, capítulos 4 y 5, vemos que tanto Jabal, Jubal como Tubal-Caín, corresponden a la séptima generación en la descendencia de Caín. Por otro lado, Set, quién fue la nueva descendencia de los primeros humanos, también tuvo su linaje, y la séptima generación de este, fue el muy conocido Enoc. Leamos: “Caminó,  pues,  Enoc con Dios,  y desapareció,  porque le llevó Dios.” (Génesis 5:24)

Enoc caminó con Dios, que quiere decir esto? El Nuevo Testamento nos ayuda a entenderlo, dice en Hebreos 11:5  “Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte,  y no fue hallado,  porque lo traspuso Dios;  y antes que fuese traspuesto,  tuvo testimonio de haber agradado a Dios.” Vemos que caminar con Dios, significa que vivió una vida que agradó al Creador.

El panorama se vuelve fascinante, porque según están de acuerdo muchos eruditos, estas personas, Jabal, Jubal, Tubal-Caín y Enoc, fueron contemporáneos, y existe una gran probabilidad que Enoc y estos tres hermanos se conocieran!

Realmente no importa si se conocieron o no, lo que resaltaremos, es el hecho, que la música, metal, pastores y el hombre que agradó a Dios por su manera de vivir, existieron al mismo tiempo, lo cual nos da elementos de trabajo, de música y de fe.

Sumado a esto, es la séptima generación de cada patriarca (Adán y Caín), y ya sabemos que el número siete es asociado constantemente con Dios.

También nos indica, que a pesar de que la línea justa de Set, no tenía músicos, al menos en un principio, vemos como pronto se asociaron estos elementos en la historia humana, generalizándose su uso en todas las culturas. Después, la música llegaría a acompañar las batallas, las fiestas, la adoración a Dios, etc. Su uso se ha vuelto prolífero, pero volviendo a Enoc, vemos que Dios siempre ha tenido personas fieles a Él, por eso hablamos de trabajo, de música y de fe, pues estas cosas, van de la mano en nuestras vidas, como personas trabajadoras, como músicos en el metal, y como hombres que intentamos vivir bajo los preceptos divinos.

Por qué no intentas vivir de esta manera?

viernes, 7 de septiembre de 2012

Música, Cristianos y Black Metal (I parte)


Por Lord Ekklektus

Existen hoy en día muchas críticas acerca de la legitimidad de utilizar música de parte de un cristiano, pues existen varias tendencias de pensamiento en este sentido, desde condenantes, hasta libertinas. Basta citar que en algunas iglesias llamadas cristianas, por ejemplo, no se utilizan instrumentos musicales en la alabanza, pues los consideran “mundanos”, o han sido descalificados porque su origen no se dio en “circunstancias divinas”.

No es diferente en el religioso mundo del “True Black Metal”, pues algunos de los que se autoproclaman “verdaderos metaleros” no soportan que un cristiano pueda ejecutar este estilo de música muy extremo, y según ellos “anticristiano”. Vemos en la red numerosos comentarios al respecto, y una guerra de opiniones, algunas de ellas evaluando únicamente el aspecto musical o artístico, otros, enfocándose en la parte religiosa o línea de pensamiento.

Haciendo historia, algunos dirán que el nacimiento del Black Metal se dio en la fría Noruega y en circunstancias de profundo odio anticristiano, lo cual no contradigo (al menos en un sentido literal), pero parece ser que esta opinión es un poco miope, pues mira únicamente la historia reciente y deja afuera la historia antigua.

Mas allá de que algunos nórdicos se hayan sentido “obligados” a aceptar a un Dios que no es el que sus países adoraban, o que esa línea de pensamiento agresiva derivó en que ahora son ellos los que “imponen”, debemos mirar un poco más atrás en la historia, al nacimiento mismo de la música y el metal.

Dónde nació la música? Hay extensas monografías que tratan de hacer algo de historia en este aspecto. Terrenalmente hablando, la música ha estado presente desde los albores de la raza humana, y nos remontaremos en dicha historia, para ello me voy a remitir a la fuente que no deja dudas, y esta es la Biblia.

Génesis 4:21 dice: ” Y el nombre de su hermano fue Jubal,  el cual fue padre de todos los que tocan arpa y flauta.

Génesis es un libro que empieza  dándonos los orígenes del universo, y luego del hombre, para continuar hablando de las primeras civilizaciones. En este texto, donde se narra los principios de la humanidad, encontramos esta primera declaración de algo relacionado a la música.

Nos dice el Buen Libro, que el “padre” de todos los que tocan instrumentos de cuerda (arpa) y de viento (flauta) es un hombre llamado Jubal. Por padre, se utiliza la palabra hebrea ab, que significa: antepasado. Entonces, los músicos tendríamos un antepasado común, en el sentido musical por supuesto, y éste es Jubal, curiosamente, el hijo de Lamec, el primer bígamo mencionado en la Biblia.

Pero no queda allí, pues Lamec fue descendiente de la malvada estirpe de Caín, el primer asesino en la tierra. Tal vez en este punto, algunos “blackers” festejen al saber que toda la música terrenal se originó desde una simiente maligna.

Veamos los textos completos: “Y conoció Caín a su mujer,  la cual concibió y dio a luz a Enoc;  y edificó una ciudad,  y llamó el nombre de la ciudad del nombre de su hijo,  Enoc.
Y a Enoc le nació Irad,  e Irad engendró a Mehujael,  y Mehujael engendró a Metusael,  y Metusael engendró a Lamec. Y Lamec tomó para sí dos mujeres;  el nombre de la una fue Ada,  y el nombre de la otra,  Zila. Y Ada dio a luz a Jabal,  el cual fue padre de los que habitan en tiendas y crían ganados. Y el nombre de su hermano fue Jubal,  el cual fue padre de todos los que tocan arpa y flauta. Y Zila también dio a luz a Tubal-caín,  artífice de toda obra de bronce y de hierro;  y la hermana de Tubal-caín fue Naama” (Génesis 4:17-22)

Aparte de los muchos nombres extraños a nuestra lengua, podemos ver que estos textos bíblicos mencionan sin tapujos el origen de la música en la tierra.

Jubal tuvo como madre a Ada, cuyo nombre significa adorno u ornamento. Desde allí, es lógico darse cuenta, que los orígenes de la música fueron desde una perspectiva de adornar la vida del ser humano, de embellecer con sonidos la existencia.

Continuando esta historia de humanos impíos, si Caín fue asesino, Lamec fue un tipo de una soberbia violencia, pues leemos más adelante:

“Y dijo Lamec a sus mujeres:
 Ada y Zila,  oíd mi voz;
 Mujeres de Lamec,  escuchad mi dicho:
 Que un varón mataré por mi herida,
 Y un joven por mi golpe.
Si siete veces será vengado Caín,
 Lamec en verdad setenta veces siete lo será.” (Génesis 4:23-24)

Lamec es descrito como el hombre de una violencia sin control  y esto tiene una relación con quienes a lo largo de la historia no han tenido ningún escrúpulo en derramar sangre y llenar la vida de llanto y de dolor a causa de la venganza desmedida y de la tendencia a cobrarse la justicia por su cuenta, pues la irreverente declaración de este antediluviano relata matar a un joven solo por haberle golpeado. Parece que Lamec tuvo una vida de “oscuro black metal”, pues resultó bígamo, asesino y vengativo.

¿Qué clase de hijos engendraría un tipo como Lamec? El padre de Jubal, sin duda, no fue un ejemplo de buena conducta, y esto se reflejaría en que la música, en un principio, no fue dedicada a Dios, es más, me atrevería a decir que el “poema” relatado recién, mas bien parece un extracto de algún tema musical de cualquier banda de metal de nuestros días.

Pero si la música llegó a la tierra por medio del linaje maldito, entonces ¿cómo es que usamos música en la Iglesia?, y más aún ¿Cómo es que los cristianos tocamos Black Metal?

Son innegables que la música transmite y provoca algún tipo de reacción, pues la música en sí misma es un lenguaje con sus frases, entonaciones, cadencia, ritmos, etc. Este lenguaje es universal, a través de las diferentes composiciones, el que escucha capta las emociones expresadas en la misma, y es motivado a cambios de ánimo.

Decir que la música tuvo su origen en Jubal, es un aspecto únicamente terrenal, pues el Creador del hombre, quien le dio inteligencia, es pues la verdadera fuente de cualquier conocimiento científico.

Al leer Apocalipsis, nos damos cuenta que la música tiene su verdadero significado en el cielo: “Y cuando hubo tomado el libro,  los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero;  todos tenían arpas,  y copas de oro llenas de incienso,  que son las oraciones de los santos; y cantaban un nuevo cántico,  diciendo:  Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos;  porque tú fuiste inmolado,  y con tu sangre nos has redimido para Dios,  de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes,  y reinaremos sobre la tierra”. (Apocalipsis 5:8-10)

Utilizaría Dios instrumentos en el cielo porque fueron “inventados por el hombre”? Usaría Dios instrumentos musicales sabiendo que su “origen” fue de la malévola línea de Caín? Si el Santo de santos usa música e instrumentos en el cielo, es también porque su verdadero origen no es terrenal, sino celestial.

Y el Black Metal? Si lees con atención la Biblia encontrarás muchos pasajes que relatan una música muy fuerte, gritos, estrépito, etc, y ejecutadas por los israelitas!. Un ejemplo es la toma de Jericó con Josué al mando: “Entonces el pueblo gritó,  y los sacerdotes tocaron las bocinas;  y aconteció que cuando el pueblo hubo oído el sonido de la bocina,  gritó con gran vocerío,  y el muro se derrumbó.  El pueblo subió luego a la ciudad,  cada uno derecho hacia adelante,  y la tomaron.” (Josué 6:20).

Vemos que el texto indica gran vocerío, y eso es exactamente un tremendo coro de voces guturales y austeras, pues eran gritos de batalla!. Una guitarra eléctrica a full distorsión, saliendo por un stack Marshall hubiera sonado de maravilla!

No importa el origen de las cosas, lo que importa lectores, es el uso que le damos a esas cosas. Así como David usó la misma espada del filisteo Goliat para decapitarlo, Dios puede usar las armas que Satanás ha utilizado para dominar, y ponerlas en nuestras manos para aniquilar al aniquilador.

“Porque todo lo que Dios creó es bueno,  y nada es de desecharse,  si se toma con acción de gracias; porque por la palabra de Dios y por la oración es santificado.” (1 Timoteo 4:4-5)

viernes, 20 de enero de 2012

Black Metal y Religión (II parte)



En una entrevista realizada a Frost (Satyricon), en la revista Black Light, al preguntarle en qué se basa para considerar a alguien un satanista auténtico, encontramos esta declaración: “Mucha gente en el Black Metal acostumbra a etiquetarse a sí misma como satanista sin que puedan serlo de verdad….Mi impresión es que la mayoría de la escena Black Metal o casi toda la gente que la forma está metida más en la música y en la bebida”

Te das cuenta lo elitista de la pregunta? A esta respuesta, ¿Qué dirías? Si te gusta el Black Metal, para Frost, prácticamente es por dos razones: porque te gusta la música o porque eres un borracho. Al menos para la mayoría de la escena, esas serían las respuestas que darían la razón a este miembro de Satyricon.

No sé si se habrá percatado, que de esta manera, está descalificando a la mayoría de bandas en el mundo, sean de las creencias que sean. No se trata de ser satanista para poder hacer Black Metal, pienso que al menos debes saber lo mínimo de música y de entonación musical para poder componer en cualquier género. Tal vez se refiera al odio que decían emitir las bandas noruegas de principios de los 90, las de la ola del Inner Circle. Pero al afirmar, aunque sea de manera indirecta, que para hacer Black Metal debes ser satanista, entonces ¿no es acaso religión?

El Black Metal nuevamente es el vehículo que transporta dogmas religiosos, aunque los mismos músicos digan que no es así. El mismo Frost dice que su banda no hace música religiosa.

Muchos blackers, se creen dueños de una escena, creen que pueden decir quien es true y quien es poser. 

Este no es más que lo que se denomina fanatismo. "El fanatismo es el apasionamiento del fanático, una persona que defiende con tenacidad desmedida sus creencias u opiniones. Un fanático también es aquel que se entusiasma o preocupa ciegamente por algo. El fanatismo supone una adhesión incondicional a una causa. La mencionada ceguera que produce el apasionamiento lleva a que el fanático se comporte, en ocasiones, de manera violenta e irracional. El fanático está convencido de que su idea es la mejor y la única válida, por lo que menosprecia las opiniones de los demás".... La psicología afirma que el fanatismo surge a partir de la necesidad de seguridad que experimentan las personas que, justamente, son inseguras. Se trata de una especie de compensación frente a un sentimiento de inferioridad."(tomado de http://definicion.de/fanatismo/)

Los mismos que tildan de poser a algún cristiano que toca Black Metal, están también bailando el último grito de la moda en una discoteca, o cantando sus temas favoritos en el karaoke. ¿acaso esto no es novelería? Otros tantos  piensan que satanismo es hacer poses de malo o vociferar ideas extremas y que cristianismo es ser dócil o débil. Nada más alejado de la realidad.

Incluso, hay más personas metidas en el satanismo, que nada tienen que ver con el metal. Por tanto, el concepto de que el Black Metal es solo satánico, es tan real como un elefante rosado.

miércoles, 18 de enero de 2012

El black metal como arte

Cómo conecta la música con el alma


 Se han producido saltos enormes en cuanto al nivel de habilidad dentro del género del black metal. Mientras los baterías de black metal solían ser motivo de burla para cualquiera que hubiera pasado de las primeras lecciones de percusión, ahora es fácil encontrar un candidato suficientemente cualificado en cualquier concierto. La forma de tocar las guitarras ha alcanzado un nivel de precisión que los fundadores del género nunca habrían imaginado, y los nuevos grados de técnica a la hora de tocar trémolos, sweeps y arpegios eclipsan los viejos métodos.

 Grandes avances han tenido lugar hasta en los grupos más simplistas. Las estructuras de las canciones son bien conocidas en todas sus variantes, y los grupos actualmente son tan competentes en este punto que pueden decir a simple vista qué tipo de canción debe construirse en torno a un riff para complementarlo. Todo es menos torpe; sabemos cuáles son los mejores ritmos para que el público se mueva, y qué pasos podemos saltarnos sin causar desconexiones abruptas. Existen proporciones que regulan la relación entre riffs melódicos y descargas átonas, manuales para hacer entrar los teclados y desaparecer los patrones de percusión, tablas para el uso de voces dobles... el black metal es casi una ciencia, ahora mismo.

 Estéticamente, hay mucha menos confusión y bastantes menos errores. Ningún grupo de hoy en día sacaría un vídeo tan cutre como el que grabaron los de Immortal, y a nadie se le iría la pinza como a Burzum, hasta el punto de sacar esos flyers tan burdos y tan poco black metal. Ningún grupo que se tenga algún respeto recurriría hoy al batiburrillo de material empleado por esta gente en los primeros tiempos, con cuerdas mal calibradas, púas de una anchura equivocada, amplificadores y pedales incorrectos y hasta baterías mal organizadas para la tarea que les espera... No, tenemos mucho mejor dominado el arte del black metal, a estas alturas.

 Hemos desarrollado tanto el género con respecto a los fundadores que es dudoso que alguien pueda volver a escucharlos hoy en día. Sólo con oír esos riffs tan pobres y esos arreglos de teclado propios de aficionados, viendo esas fotos tan cutres y escuchando ese sonido tan poco profesional cualquiera se da cuenta de que a día de hoy no irían a ninguna parte. Hemos llegado tan lejos que probablemente no necesitemos a Immortal, Burzum, Gorgoroth, Enslaved, Mayhem, Emperor, Varathron o Bathory; tenemos grupos que son mucho mejores en lo que hacen.

 Sin embargo, hay una diferencia crucial: el último CD de Summoning (de 2006) puso de manifiesto sin lugar a dudas que el black metal que preserva el sentimiento épico de un antiguo esplendor, la sensación de abandono en mitad de los peligros de la noche, que libera nuestras almas de la frustración preventiva ante la moralidad y las éticas del beneficio, aún puede ser creado. ¿Cuál fue la diferencia? Summoning no parece haber variado su técnica o su equipo desde 1993 o así. La respuesta es simple: está en la composición.

 Después de todo, cada pieza musical tiene dos partes, interna y externa. La parte externa es cómo suena, incluyendo a qué velocidades la tocas, qué instrumentos usas, cómo suenan las voces y qué efecto tiene la producción. La interna son las notas y las relaciones que determinan la sincronización entre ellas así como la estructura de la canción, es decir, qué frase musical sucede a la anterior y cómo entre todas te transportan desde un estado inicial hasta una mentalidad distinta al final de la canción o la sinfonía. Una pieza musical bien articulada se reconoce al tocarla a la mitad de velocidad en un mirlitón, al doble de velocidad en un teclado Casio, o al retomarla con una guitarra acústica, aunque originalmente fuera creada por un grupo de metal.

 Los mejores grupos de la historia del metal crearon canciones que eran así de características, y lo que las hizo serlo no fueron permutaciones aleatorias o impredecibles, sino el hecho de que todas sus partes tenían sentido conforme a cierto orden diseñado para comunicar algo específico. El objetivo era que el público apreciara una experiencia, y la música era el método. Enfocando el problema desde este ángulo, los artistas terminaron creando obras que no sólo resultan reconocibles entre otros miles de obras, sino que también consiguen capturar nuestra imaginación aún a día de hoy. Decimos: "esa canción expresa..." y entonces la relacionamos con una parte de nuestra vida que hemos tenido que superar y puede que volvamos a afrontar de nuevo. A veces es una emoción, a veces una condición: frustración, pérdida, fatalismo, exuberancia.

 Es la parte interna de la música (la composición) lo que distingue el arte del entretenimiento. El entretenimiento es pegadizo, puedes marcar el ritmo con el pie, quizá seguir la letra, y puede que incluso lo recuerdes, ¿pero acaso le ha dicho algo a tu alma? ¿Te ha llevado hasta el otro lado a través una experiencia, de forma que puedas afirmar que has aprendido algo de esa canción o sinfonía? El arte llega a un nivel mucho más profundo que el entretenimiento y explora el núcleo existencial de nuestra supervivencia, es decir, el delicado equilibrio de elecciones por el cual tomamos decisiones que determinan cómo vivimos nuestra vida.

 El entretenimiento responde a la misma función básica por la cual compramos cosas, pagamos impuestos, soportamos un trabajo, hacemos uso de prostitutas y nos limpiamos el trasero. El arte es heroísmo en la batalla, el arte es un amor que dura toda la vida, el arte es el gozo del descubrimiento, la fuerza motriz de nuestra voluntad y personalidad; el arte es todo lo que hace que la vida no sea simplemente soportable, sino que alcance un estado mental superior, una “trascendencia” a través de la cual accedemos a una concepción espiritual del sentido de la vida sin tener que recurrir a dioses imaginarios del cielo, demonios del infierno, etc.

 Cuando pienso en el metal, pienso en el mejor, porque no quiero desperdiciar mi tiempo escuchando nada que no sea lo mejor. Esto es mucho menos una muestra de elitismo, o la percepción de que mi propia posición es lo suficientemente importante como para requerir lo mejor, que la idea de tomarse en serio el tiempo de que uno dispone. Nunca tengo todo el tiempo que podría emplear. A diferencia de la mayoría de la gente, no necesito la televisión porque normalmente no tengo horas de sobra en las que no sé qué hacer con mi vida. Es mucho más lo que quiero hacer en esta vida que lo que puedo hacer. Entonces, ¿por qué llenar las horas con algo que no sea el mejor arte? Esto sólo tiene sentido si no valoras tu tiempo, o no tienes idea de cómo divertirte, ni ningún propósito en la vida más elevado que consumir (y a personas así yo siempre les pregunto: ¿por qué molestarse con el metal, cuando la música rock es más fácil y más variada?).

 Deberíamos apuntar alto en lo que escuchamos, a menos que estemos tan fascinados por la actividad de estar involucrados en la música que la música en sí misma no importe, porque cualquier tipo de música nos dará la excusa para involucrarnos. Los que piensan de esta forma suelen ser meros aficionados que “se involucran” durante unos cuantos años y después lo dejan todo tan rápido como lo adoptaron, pero más discretamente, para encontrar alguna otra diversión. Esta gente no se toma en serio el metal como arte, así que para compensarlo, se toman “en serio” todo tipo de accesorios: ropa, símbolos, conducta, grupos sociales, drogas, porno, películas de terror... no importa lo que sea con tal de que lo haya en cantidad suficiente para mantenerlos ocupados.

 A diferencia del entretenimiento o los productos funcionales (el porno), el arte requiere que miremos hacia dentro y nos demos cuenta de que lo que hace grande a una obra es su habilidad para transmitir un viaje: el arte no es como un ensayo, que comunica haciéndonos ver una serie de pensamientos lógicos, el arte comunica embarcándonos en un recorrido por una experiencia que representa la idea que desea transmitir. Por ejemplo, en El Gran Gatsby, F. Scott Fitzgerald nos muestra la ambición de los estadounidenses, y cómo ésta los empuja a distorsionar las apariencias para esconder su verdadera esencia, a la son incapaces de enfrentarse sin terminar por saber demasiado sobre sí mismos y perder su voluntad de vivir.

 El black metal nos introdujo en una atmósfera oscura y nos mostró que había sentido en su interior, haciendo que pasáramos de ser ajenos a ella a sentirnos lo bastante cómodos en su seno como para poder entenderla, y nos mostró a continuación cómo dicha atmósfera era capaz de sustentar nuestras almas de determinadas formas que la sociedad no podía ofrecernos. Había algo de magia en ello, de dejar que la existencia a la luz del día se desvaneciera y un mundo nocturno invisible surgiera ante nosotros, un mundo lleno de significado, en lugar de las formas externas que se muestran claramente a la luz del día para que puedan ser juzgadas por igual o tasadas con un valor pecuniario... Nuestro mundo diario es un mundo de productos y juicios morales basados en recuentos de personas, burocracia y utilitarismo, un mundo de moralidad individual y propiedad; el mundo nocturno no tiene ninguna de esas normas y nos libera para que demos rienda suelta al contenido de nuestros sueños, a las visiones de grandeza que acompañan a todo lo que sea lo bastante importante como para llegarnos al alma, a lo que intuimos que es el sentido de nuestra vida: ése es el arte del black metal.

 Los que hacen black metal ahora (salvo un puñado de excepciones) practican un género obsoleto porque, aunque hayan imitado con un éxito más que notable la apariencia y el sonido de los grupos originales de black metal, no logran reproducir el interior (la composición, la forma de crear las canciones, lo que hace que la música suene igual de bien en una guitarra acústica que grabada en un CD profesional), que es lo que hizo que los grupos originales fueran tan increíbles, y dio comienzo a todo el género. Cabe señalar que lo que recordamos son los grupos buenos, y nos contentamos con dejar de lado a otros grupos del montón, como Forgotten Wolves, Ritual o Goatlord: se trataba de simples erratas.

 En el futuro, sea lo que sea lo que el metal herede del black, necesitará una exploración más detallada del mundo nocturno de emociones internas y percepciones oscuras, ya que mientras la obsesión original del black metal era retratar la diferencia entre el mundo de la luz (utilitario, basado en formas externas) y el de la oscuridad (cosas invisibles a la luz del día pero liberadas de noche, basadas en cualidades internas como las emociones y el intelecto), ahora es preciso realizar una exploración mucho más profunda. Sabemos que el otro mundo existe, necesitamos ver sus detalles y su amplitud, encontrar de nuevo en él la inspiración bajo formas que podamos traer de vuelta al mundo de la luz. El escapismo no es suficiente, y separar simplemente la luz de la oscuridad tampoco lo es; las exuberantes incursiones descendientes de Emperor, el ansia viajera oscura y cavernosa de Burzum o los cultos ancestrales de Enslaved pueden volver a comprenderse en toda su plenitud, pero nuestro objetivo no es ya mostrar al mundo que lo que queremos es conferirle más sentido.

 Se trata de un espíritu romántico, un espíritu gótico, una visión oscura de qué es lo que ocurre cuando los ojos que controlan el mundo actual se van a dormir; la noche es la liberación de la función, pues la mayoría de la gente está ocupada preparándose para su próximo día de trabajo, escuela o jubilación, todo ello igual de vacío. Por la noche uno puede descubrir las razones de por qué está vivo, e inevitablemente, éstas están ligadas a la muerte potencial y la ausencia de significado que nos rodean: así como la oscuridad nos muestra la luz por contraste, la nada nos muestra lo que valoramos. Si hubiera tanques enemigos entrando por tu calle, ¿a quién o qué tratarías de salvar?

 El black metal de ahora es un producto superficial porque aquellos que podrían inventar el mundo por dentro se han marchado casi todos, y nadie ha escrito nuevas canciones que nos muestren la belleza y el poder del mundo místico que el black metal creó. A diferencia de la propaganda, esas canciones existieron primero como experiencia sensual, como aventura, pero para que este viaje pueda captar nuestra imaginación, es necesario que ahonde en las regiones oscuras de nuestro subconsciente, que conoce el mundo natural mejor que nuestro yo de la luz del día, condicionado socialmente; pero esta mentalidad propia del black metal incluye muchos aspectos de los que deseábamos renegar, incluyendo el medievalismo del black metal, su amoralidad, su nacionalismo, su misticismo trascendental y su violencia.

 A día de hoy, la gente aún teme estas zonas peligrosas. Sin embargo, han perfeccionado el arte de imitar el black metal. Ahora podemos hacer que Britney Spears suene como Immortal usando un simple ordenador doméstico. Pero se trata de una era vacía para el black metal, una inversión de su creencia fundamental en el mundo interno y su rechazo del mundo externo; el black metal de hoy es como un producto o un molde diseñado para ser procesado por una máquina, porque se centra en la forma externa y en permutaciones de fórmulas conocidas y exitosas de sonidos, inventadas hace más de una década. Está estancado porque sólo es capaz de remodelar lo externo, y rehúye el espíritu y el significado que están más allá de la música... Los fans ya no necesitan comprar discos de Darkthrone o de Immortal, porque estos grupos ya no son relevantes. Entienden el mito del black metal como lo verían en la escena de una película, ¿pero acaso entienden cómo podrían ser vividas las ideas que están detrás, cómo podrían dar sentido a la vida?

 Cuando cambie esta concepción, el metal de calidad volverá, y que lo haga en una nueva forma o una forma antigua es irrelevante. No tendría sentido abandonar la flexibilidad del léxico desarrollado durante los años del death y el black metal, porque supone la mejor adaptación de una voz artística que se ha encontrado hasta ahora para el metal, pero lo más importante es lo que se diga con ella. No sólo las melodías, sino lo que representan... los paisajes a los que nos transportan, las incursiones nocturnas a las que nos impulsan. El arte es más que aquello que le sirve de soporte, el arte es la aventura a la que él mismo nos embarca, y cuando nuestros espíritus acepten de nuevo la sagrada tarea de alimentar la imaginación, el metal volverá a tener la fuerza que tuvo en la era 1990-1995.


(traducción del artículo Black Metal as Art publicado en el Dark Legions Archive el 14.04.2006, traducido por Pudrencio, revisado y editado por Belisario)

tomado de http://www.tulla.es/elnegrometal/el_black_metal_como_arte.html